martes, noviembre 14

Búsqueda y espera II.

Hace unos pocos días estuve en la playa. Luché, como aquel que sabe que su empresa está perdida irremediablemente, con el mar. Esta actividad quijotesca de soberbios vuelos, más que generarme impotencia, remansó mi espíritu. Entendí por vez primera el sentido profundo de aquellas palabras que Don Antonio Machado plasma líricamente en sus Proverbios y cantares: “Todo hombre tiene dos batallas que pelear: en sueños lucha con Dios; y despierto, con el mar”. Yo hice ambas cosas y no siento afrenta. Jacob también lo hizo. Job, a su manera.

Es denodado enfrentarse con ansías destructivas a aquello que es indestructible. Es caballeresca la actitud de aquel que lucha sin esperanza de victoria. Pero la capacidad purificadora de este atrevimiento es incomparable. El hombre descubre su pequeñez en la impotencia; su brevedad, en la inmensidad. Aprende la humildad en la inefable majestad.

La conjunción de un atardecer común, de una playa desolada -Manzanillo-, de una cabeza despabilada, la mía, y de un mar apacible, permiten una reflexión concienzuda del periplo. ¿El resultado? melancolía.

Curiosamente el mar ha sido visto como símbolo del mal, de la muerte. Así lo consideró la cultura hebrea: como el lugar de los monstruos y de las obscuras simas. El poeta de Castilla, por el contrario, ve en la mar una metáfora de Dios. Para Melville, en su afamada novela Mobydick, la cosa es paradójica: tanto el mar como la ballena parecen por momentos representar a Dios; otras veces, al Demonio (al mal del mundo, al pecado). Es por esto que al capitán Achab se le puede tildar ora de blasfemo ora de mártir heróico. Por lo que a mi respecta, estoy de acuerdo con la apreciación de Don Antonio. Bueno, más o menos. Yo más bien diría que el mar es un símbolo de Dios: en su hermosura adamantina, en el mugido inenarrable de sus olas, en su aparente eternidad, en su servir de tabernáculo al viejo sol, desvela un punto de fuga hacia el Absoluto.

Hace unos pocos días peleé con el mar. Todavía hoy espero arrancarle a Dios, aunque sea en el sueño, una respuesta: la respuesta de quién soy, cuál es mi nombre; no el de pila sino aquel que, como diría León Felipe, proviene del vaho de mi sangre, de mis humores y del barro viejo de mis huesos, ese mismo barro de la creación.

12 comentarios:

M. Lecón dijo...

Te envidio. Pelear con las olas, debe ser una verdadera experiencia catártica. Sentir como tus fuerzas se disuelven en la espuma, bañar tus males de sal, enterrar tus miedos en la arena, y, doblegar tu orgullo ante el mar. Aquéllos son los momentos que se deben atesorar. De los que se debe aprender. Por los que un romántico se curte para hacer frente a la vida.

Enhorabuena, estimado amigo. Que tu batalla en contra de la tempestad, te haya hecho encontrarte. Ahora. Te toca buscar.

Un abrazo.

El Justo Medio dijo...

A veces, como en el mar, Dios se confunde con el demonio. Y esto porque el primero es casi siempre silencioso y suele pasar inadvertido. ¡¿Por qué?!

Phi.Lord Chandos dijo...

Es cierto. Ya decía Balthasar que para Job Dios se había convertido en el Demonio. También es verdad que Job es un hombre aún no redimido. Y el Dios del A.T. es un Dios todavía no reconciliado con la humanidad.

Ahora bien, desde la Encarnación, Dios se hace siempre el encontradizo en el otro, en el prójimo. Sólo que, a veces, es el hombre el que no tiene la mirada lo suficientemente clara para reconocerlo. Por otra parte, los místicos siempre han definido la fe como un claroscuro, un barruntar sin entender, un esperar en la ignorancia racional.En definitiva, un silencio de Dios, como tú dices. Lo importante es la esperanza y el saber que, a fin de cuentas, esta vida es un juego (una mezcla de felicidad y paciencia en la tribulación o, en otros términos, de alegría y seriedad); somos juguetes de Dios, afirmaba el el viejo Platón.

El cristianismo es una paradoja.

Te recomiendo el Hombre Lúdico de Hugo Rahner. Excelente libro.

david-. dijo...

Quizá la lucha contra lo invencible no es propiamente una lucha. Quizá, tras la estampida de las olas se esconde la suave melodía del Absoluto.

Quizá luchar contra las olas no es más que una manera de conformarse con el Absoluto.

Quizá toda lucha humana contra Dios no es más que nuestra manera de expresar nuestra unión.

Y quizá no lo entendamos.

Phi.Lord Chandos dijo...

Me gusta cuando te pones lírico.
Gracias por compartir con nosotros esos resabios poéticos que quedan en tu alma racionalista. Es broma: siempre te he considerado un hombre estético (a tu modo, claro es).

Salud,

El Lord.

El Justo Medio dijo...
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El Justo Medio dijo...

Leeré lo que me recomiendas, Chandos. Sin embargo, a veces me pregunto si al anunciar al cristianismo como una paradoja no somos un nuevo Tertuliano. Ratzinger dice que el cristianismo es un escándalo, El Escándalo. Y eso reconforta a mi hambre, en exceso moderna, de razones. Pero me da miedo ser un nuevo Tertuliano que se enorgullezca de lo absurdo y lo paradójico de su fe, que se ufane de creer en algo imposible. Me enorgullezco, pero a veces no me gusta que sea tan paradójico.
Pero ver a quien trate de voltear la mar hacia atrás, es digno de aplauso y de fe, y también de escándalo. Aunque imposible sea.

Que Sea.

Anónimo dijo...

"Credo quia absurdum" es una mala cita. El texto auténtico: "Natus est Dei Filius; non pudet, quia pudendum est: et mortuus est Dei Filius; prorsus credible est, quia ineptum est: et sepultus resurrexit; certum est, quia impossibile" (De carne Christi V, 4).

La otra frase que parece apoyar el fideísmo de Tertuliano: "Quid ergo Athenis et Hierosolymis?"

Según algunos (especialmente Moffatt) dicen que el primer argumento se basa en Retórica II, 23: hay argumentos tan absurdos que no pueden ser inventados. En todo caso, un motivo sugerente: Tertuliano no dejó de escribir.

Más bien se trata de un pensador cristiano que no quiere caer en el racionalismo. Como le escribe Newman a su hermana (glosando): Quien quiere comprender lo incomprensible es racionalista, y lleva la satisfacción de la razón; quien no quiere comprender lo comprensible es supersticio. Quien atiende con fe aun lo que no comprende es el creyente, y tiene la satisfacción de la imaginación.

En resumen: Tertuliano es un buen tipo.

http://www.tertullian.org/articles/sider_credo.htm

Unknown dijo...

Jack, realmente Newman es un genio.

Phi.Lord Chandos dijo...

¡Qué sorpresa verte por estos lares mi estimado Rod!

¿Qué has hecho de tu vida? Ha tiempo que no sabía nada de ti.

Saludos,

A.R.M.

Unknown dijo...

Pues dedicarme a la mundanidad de los negocios.

Una desgracia que esta Navidad no gozemos del buen vino del Emperador.

Juan Manuel Escamilla dijo...

Kid'o:
Errata: donde dice "gozemos" ha de decir "gocemos".

Jack:
Escribe un artículo sobre Tertuliano. Me parece que le hacemos una injusticia cuando lo leemos desde categorías anacrónicas. Además de hacer una burda caricatura de su intento por entender su fe.

Alons:
No sabía de la calidad de tu pluma. ¡Enhorabuena! En verdad lo digo. Un adjetivo para este trozo de tu alma: menschen.

Que en la inmarcesibilidad del Mar nos encontremos en el nuncstans perpetuo de la asunción nuestra al Mar.

Por cierto, échale un vistazo a:

http://karamazovi.blogspot.com/2007/03/al-mar.html