martes, enero 18

Experimento literario sobre lo sombrío

Chungabwamba:

La estructura política y jurídica de la Iglesia que se prestó al abominable secreto sigue incólume (al menos en su esencia). Algunas de las autoridades que fueron cómplices de Marcelo y otros pederastas siguen en la Curia. Y aún no se ha hecho una purga a la altura de los gravísimos delitos que se han cometido (o al menos yo no la conozco). Por otro lado, pervive la gravísima división entre Reino (Papa) y Gobierno (cardenales corruptos, altos mandos eclesiales sobornables, grupos laicos y religiosos de poder, etc.) dentro de la Iglesia. El poder en una estructura monárquica (jerárquica) siempre -para bien y para mal- se encuentra dividido. ¿No habría que resolver primero esto para poder discernir responsabilidades y luego pensar en la canonización de Nicolás IX?

No dudo de la vida heroica y virtuosa de Nicolás IX. Pero sí creo, junto con D'Alembert, que se hizo demasiado pronto, sin haber resuelto otros gravísimos temas que sí le incumbieron, aunque sea indirectamente.

Además: ¿no representa al menos una grave imprudencia no haber atendido las denuncias, suplicas y cartas de los afectados que sí llegaron a sus manos? ¿no conocía Teódoulo la cantidad enorme de quejas en contra de Marcelo (y todas en el mismo sentido) y de otros?

Sobre la última pregunta, D'Alembert afirma sin rebozos que sí.

O dicho de manera radical: ¿qué relación hay entre la estructura jerárquica-moderna-híperburocrática-unilateral de la Iglesia (que se canonizaría junto con Nicolás IX) y la mentira? ¿Es esencial, es accidental?
Douglas-Spartacus:
Al final, todo acaba reduciéndose a un juego de papas calientes con tal de exonerar a los hombres de blanco. Sí, todos podemos estar de acuerdo en que los 'malos del cuento' son Mariano Tomalo, camarlengo; Sestiano, secretario de Estado y Lubliuwcz, secretario personal del Papa. Ellos son los principales intrigantes y conspiradores (mentirosos, encubridores, cómplices y, por tanto, criminales ellos mismos). Sestiano sigue allí, como Decano del colegio cardenalicio (de morir Alejandro VII, él gobernaría la Santa Sede en el interregnum), Tomalo en un tranquilo retiro y Lubliuwcz ¡apacentando a los millones de fieles de la arquidiócesis de Latveria (al tiempo que da entrevistas y vende libros sobre su cercanía con el anterior papa)!

Ésas son las personas que están detrás de la beatificación, ésa es la estructura de poder perversa que sigue allí y quiere autojustificarse. Allí está el problema, más allá de un gran hombre, gran pastor y gran místico que, sin embargo, en el mejor de los casos, fue un pontífice autoritario, ofuscado y ensoberbecido al punto de poner sus amistades y su vocación por encima del bienestar de su rebaño, la Iglesia universal.

2 comentarios:

david-. dijo...

¿No les parece que la última afirmación de Douglas-Spartacus rompe la unidad de caracterización del personaje?

Phi.Lord Chandos dijo...

A mí tampoco me queda claro eso de separar misión y vida.