viernes, marzo 4

Primitivo: fuego, juventud, memoria


Según Nietzsche, hay tres formas de hacer historia: anticuaria, monumental y crítica. A diferencia de las otras dos, cultas cada una a su manera, la anticuaria fluye de manantial humilde; se origina en el corazón y en el instinto. Su motivo es piadoso: busca crear una memoria de acontecimientos que se han diluido o están por diluirse. Desenterrar las raíces, contar la vida cotidiana de un pueblo, del hombre común. Ponderar sus rituales y creencias. En suma, rememorar el terruño. No sirve para hacer, sino para restaurar el ser; no construye, instruye. Su manifestación más espontánea, al decir de Luis González y González, es la microhistoria.

No hay razones para hacer microhistoria: sólo sentimientos. Sentimientos que apuntan a la añoranza de volver al origen, a lo primitivo. Su objeto de estudio no es la esdrújula Patria, donadora de poder y honra, sino la Matria, regazo nutricio en el que se abreva identidad. La microhistoria es conservadora: salva del olvido las creencias y modos de vida de los antepasados; pero también, revolucionaria: hace consciente al lugareño de su propio pasado a fin de vigorizar su espíritu y hacerlo resistente a formas políticas alienantes.

A mi modo de ver, microhistoria es precisamente lo que hace el cineasta tailandés Apichatpong Weerasethakul en su proyecto audiovisual Primitive (integrado por siete video-instalaciones, un libro y dos fotografías), que se expone en el Museo de Arte Contemporáneo de la UNAM hasta finales junio.

Primitive es una reconstrucción metafórica de Nabua, una pequeña aldea al noreste de Tailandia que fue asolada por el ejercito durante la década de los sesentas y ochentas. Es, asimismo, una fina denuncia del olvido histórico impuesto y autoimpuesto. Nabua es un trasunto de la tormentosa situación política que se vive en todo Tailandia. Un botón de muestra: en el segundo video de la instalación se ve una impactante lluvia de rayos -símbolo de los espíritus de los antepasados- cayendo a unos cuantos metros de distancia de los aldeanos, quienes no se inmutan en lo más mínimo.

Sin embargo, Primitive también es una mirada a la juventud tailandesa, rebosante de vida: Apichatpong ve en ella la posibilidad de cumplimiento de los ideales de sus padres y abuelos, asesinados injustamente. En el primer video de la instalación (“I´m still Breathing”) se ve un grupo de jóvenes corriendo tras un esfera envuelta en fuego; la fuerza vital originaria: el impulso primitivo del instinto.

El tema de la reencarnación juega, de igual forma, un papel preponderante en Primitive. La responsabilidad moral no solo es por la vida presente sino por las vidas que se han vivido y las que se vivirán: cada existencia está ligada a otros destinos. De ahí que el video principal de la instalación, que lleva por título precisamente Primitive, cuente la historia de una máquina del tiempo y de un hombre que asegura poder ver sus vidas futuras y pasadas.

Como en otras obras suyas, el sonido ambiental resulta protagónico. Esto se debe a que, para los animistas, los espíritus pueden transmigrar a insectos, plantas, animales.

La microhistoria nace normalmente del amor, decía don Luis. Eso es Primitive: el amor de un hombre por Nabua, símbolo de esa Tailandia profunda y originaria de su infancia; la Matria. La nostalgia por recordar las vidas pasadas.

3 comentarios:

david-. dijo...

Los primeros párrafos no aparecían en La Tempestad ¿o sí? Me encantaron: le dan un gran tono a la reseña, parecen mantener el tono de las obras…

Phi.Lord Chandos dijo...

Hice, en efecto, dos versiones de la reseña: aquélla, la de la Tempestad, es más informativa, mientras que ésta es más teórica y literaria.

También a mí me gustaron esos párrafos sobre la microhistoria; además, creo que sí son una buena clave interpretativa. Pero entiendo que la primera reseña era más útil para la gente que no conoce la obra de Weerasethakul.

Por cierto: ¿has visto alguna peli de él? Es como un Tarkovski tailandés. Hombre, con sus distancias y tal, evidentemente. Cine contemplativo.

david-. dijo...

Yo intento ver ese tipo de cine, pero no siempre lo logro... Ayer vimos Carlito's Way. Esa me gustó. Pero sí, la sra. quiere ver al tío ?Boonmee.