Estrellas calientes
Son calientes las estrellas que se cargan en el pecho.
Es preciso hacer acopio de estrellas
para cuando,
sobre el lecho,
no haya noche sino techo.
Vale la pena estrecharlas
como quien lo hace
con su hermano.
Son recuerdos,
ráfagas de nube,
países flotando silentes
e islas,
grajeas de luna sangrienta.
Usos, mil tienen.
Desde el calor interno cuando es preciso
hasta la íntima luz del silencio.
Si bien
estrellas, estrellas dictadoras nos gobiernan
qué mejor que sean estas,
las que son tan nuestras,
a aquellas frías constelaciones de polvo gravitante.
Que la claridad se haga,
íntima morada cuando no queda sino nada.
Que la noche no brame siempre.
1 comentario:
Ojetísimo. Muy fuerte.
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