jueves, agosto 2

El deber metafísico del cristiano.


Después de caer en la peor de las charcas inmundas citando un texto del Zagalo (no tengo nada contra él; de hecho, lo admiro; pero, hombreeeee, no tanto para citarlo en un blog de esta categoria donde se han plasmado pensamientos tan elevados como los de Chesterton, Bloy, Alfonso Reyes, Octavio Paz, Benito Pérez Galdos, Borges, De Lubac, Hugo Rahner, Karl Barth...), pretendo resarcir el error material y personal que cometió su creador (curiosamente no lo subió en su propio blog) regalando a los ojos del lector un texto sublime y comprometedor del gran teólogo de Lucerna:



"El cristiano es el hombre que tiene que filosofar desde la fe. Puesto que cree en el amor absoluto de Dios por el mundo, tiene que leer el ser en su diferencia ontológica como signo del amor y vivir conforme a este principio [...]

El cristiano es el eterno guardián del asombro metafísico con que comienza la filosofía y en cuya continuación ésta subsiste y vive. Tal asombro está siempre a punto de transmutarse en simple admiración de la belleza del ente, de ese orden fijo de leyes de la realidad ya ¨adornada¨ y ¨abastecida¨ por cuya indagación sienten una imperiosa curiosidad todas las ciencias particulares [...].

Los cristianos de hoy, en una noche más profunda que la de la Edad Media tardía, tienen el deber de llevar a cabo, imperturbables, a pesar de las tinieblas y las distorsiones, ese acto fundamental que dice sí al ser en representación vicaria de la humanidad: acto que es primariamente teológico y que, sin embargo, incluye toda la dimensión del acto metafísico de la afrimación del ser. Ellos, a quienes se les ha enseñado a orar siempre, a encontrar y glorificar a Dios en todas las cosas, tienen sus razones especiales, es decir, sus gracias particulares, que les permiten cumplir con su deber criatural. Pero si deben brillar como estrellas en el universo, les corresponde el deber de iluminar el espacio ensombrecido del ser, para que su luz original vuelva irradiar no sólo para ellos, sino también para todo el mundo; pues sólo en esta luz puede el hombre caminar de acuerdo con su verdadero destino.

El camino que lleva al cumplimiento de este deber se reconoce en lo que es el mayor bien hereditario del cristiano: la tradición conservada en el seno de la Iglesia de admirar y dejarse arrebatar por la belleza del Amor: la Gloria del Padre en el Hijo, y por su mediación, en el mundo entero."


Hans Urs Von Balthasar (Gloria V).


¡Hala! ahí teneis.

5 comentarios:

Juan Manuel Escamilla dijo...

¡Amigo!

david-. dijo...

Totalmente. Añado más metafísica, de Olegario González de Cardedal (Dios, p 73s) -está largo pero adecuado-:

¿Sirve Dios al hombre por interés, mercantil o moral, o le sirve a Dios como Dios? ¿Pretende decidir sobre cómo debe ser Dios y qué debe hacer o está dispuesto a acoger su soberanía y acatar su voluntad? Estos dos autores -San Juan de la Cruz y Job- han clarificado y resuelto de antemano la pregunta de Feuerbach: Dios como proyección del hombre. Si Feuerbach no hubiera tenido detrás a Lutero, que utiliza a Dios como garantía de su salvación, a Descartes, que lo utiliza como garantía de la certeza del conocimiento, y a Kant, que lo utiliza como garantía de la justicia definiiva; y si por el contrario hubiera tenido a Job y a san Juan de la Cruz, hubiera comprendido que en la experiencia religiosa de Dios éste no es una idea, otra forma de nombrar al hombre (proyección) o un instrumento a su servicio, sino que tiene que pasar por la noche oscuara perdiendo todos los asideros, verse reducido a la nada, hundirse en el abismo y desde ahí saber que Dios es Dios. Allí expeimenta cómo cada hombre está ante el reto de consentir a Dios o de elevarse a sí mismo a Absoluto, desdivinizando al verdadero Dios, es decir, ante una elección que no puede esquivar: reconocer a Dios y confiarse a él(fe) o desconocerlea él y absolutizarse confiando en sí mismo (pecado).

Ésta es la única alternativa decisoria en la vida humana: elegirse a sí mismo centro absoluto de origen, verdad y sentido (pecado original) o consentir al poder que nos funda, llama y se ofrece como amor (fe). Kierkegaard tenía razón al plantear así las cosas. Religiosamente lo contrario del pecado no es la virtud (eso es todavía ética) sino la fe.

M. Lecón dijo...

¡Vaya! Esto lo tiene que leer el Chino… --también conocido como el balthasariano-poliano de Mixcoac.
Me parece que Balthasar logra poner en términos duros la intuición personalista. O, visto desde el otro lado, recoge aquello del Dasein como la sede del ser, sin necesidad de devenir la nada. (Espero no estar tirando puentes escamillescos)
Aunque, probablemente, Zagal podría decirlo aún mejor. Me reservo mi apología para otra ocasión.

Saludos

joseph dijo...

¡Bárbaro Balthasar!

Yo añado más del "essere cristiano" de Carlo Maria Martini:

"E se Gesù è l'eletto di Dio nella storia, noi siamo chiamati a imitarlo, a imitarlo nel silenzio, nel nascondimento, nella povertà, nel lasciare tutto per lui, dare tutto, perdere tutto per tutto ottenere. Nella razionalità della creazione ciò che conta è l'uso equilibrato dei beni della terra; nell'eccesso evangelico della storia il messaggio è,: «Va’, vendi ciò che hai e dallo ai poveri», un messaggio che va alla radice dell'uomo. L’uomo non è solo frutto di creazione, ma oggetto di alleanza, perché imiti Gesù; il nostro compito non è quindi semplicemente di adorare e di obbedire, è di essere in Gesù e di fare come ha fatto lui, di seguirlo."

Y si. Yo también espero que el adulador zagaliano se deje ver más y deje de hablar de cine, que con eso solo ha provocado que más de un sospechoso migre a su blog plagándolo de cosas absurdas y vanas.

Juan Manuel Escamilla dijo...

¡Hagamos tres chozas! Sugiero volver al Sommelier-