Mensaje de Navidad de Benedicto XVI
«Nos ha amanecido un día sagrado:
venid, naciones, adorad al Señor, porque
hoy una gran luz ha bajado a la tierra»
(Misa del día de Navidad, Aclamación al Evangelio).
venid, naciones, adorad al Señor, porque
hoy una gran luz ha bajado a la tierra»
(Misa del día de Navidad, Aclamación al Evangelio).
Queridos hermanos y hermanas: «Nos ha amanecido un día sagrado». Un día de gran esperanza: hoy el Salvador de la humanidad ha nacido. El nacimiento de un niño trae normalmente una luz de esperanza a quienes lo aguardan ansiosos. Cuando Jesús nació en la gruta de Belén, una «gran luz» apareció sobre la tierra; una gran esperanza entró en el corazón de cuantos lo esperaban: «lux magna», canta la liturgia de este día de Navidad. Ciertamente no fue «grande» según el mundo, porque, en un primer momento, sólo la vieron María, José y algunos pastores, luego los Magos, el anciano Simeón, la profetisa Ana: aquellos que Dios había escogido. Sin embargo, en lo recóndito y en el silencio de aquella noche santa se encendió para cada hombre una luz espléndida e imperecedera; ha venido al mundo la gran esperanza portadora de felicidad: «el Verbo se hizo carne y nosotros hemos visto su gloria» (Jn 1,14)
«Dios es luz -afirma san Juan- y en él no hay tinieblas» (1 Jn 1,5). En el Libro del Génesis leemos que cuando tuvo origen el universo, «la tierra era un caos informe; sobre la faz del Abismo, la tiniebla». «Y dijo Dios: "que exista la luz". Y la luz existió» (Gn 1,2-3). La Palabra creadora de Dios -Dabar en hebreo, Verbum en latín, Logos en griego- es Luz, fuente de la vida. Por medio del Logos se hizo todo y sin Él no se hizo nada de lo que se ha hecho (cf. Jn 1,3). Por eso todas las criaturas son fundamentalmente buenas y llevan en sí la huella de Dios, una chispa de su luz. Sin embargo, cuando Jesús nació de la Virgen María, la Luz misma vino al mundo: «Dios de Dios, Luz de Luz», profesamos en el Credo. En Jesús, Dios asumió lo que no era, permaneciendo en lo que era: «la omnipotencia entró en un cuerpo infantil y no se sustrajo al gobierno del universo» (cf. S. Agustín, Serm 184, 1 sobre la Navidad). Aquel que es el creador del hombre se hizo hombre para traer al mundo la paz. Por eso, en la noche de Navidad, el coro de los Ángeles canta: «Gloria a Dios en el cielo / y en la tierra paz a los hombres que Dios ama» (Lc 2,14).
«Hoy una gran luz ha bajado a la tierra». La Luz de Cristo es portadora de paz. En la Misa de la noche, la liturgia eucarística comenzó justamente con este canto: «Hoy, desde el cielo, ha descendido la paz sobre nosotros» (Antífona de entrada). Más aún, sólo la «gran» luz que aparece en Cristo puede dar a los hombres la «verdadera» paz. He aquí por qué cada generación está llamada a acogerla, a acoger al Dios que en Belén se ha hecho uno de nosotros.
La Navidad es esto: acontecimiento histórico y misterio de amor, que desde hace más de dos mil años interpela a los hombres y mujeres de todo tiempo y lugar. Es el día santo en el que brilla la «gran luz» de Cristo portadora de paz. Ciertamente, para reconocerla, para acogerla, se necesita fe, se necesita humildad. La humildad de María, que ha creído en la palabra del Señor, y que fue la primera que, inclinada ante el pesebre, adoró el Fruto de su vientre; la humildad de José, hombre justo, que tuvo la valentía de la fe y prefirió obedecer a Dios antes que proteger su propia reputación; la humildad de los pastores, de los pobres y anónimos pastores, que acogieron el anuncio del mensajero celestial y se apresuraron a ir a la gruta, donde encontraron al niño recién nacido y, llenos de asombro, lo adoraron alabando a Dios (cf. Lc 2,15-20). Los pequeños, los pobres en espíritu: éstos son los protagonistas de la Navidad, tanto ayer como hoy; los protagonistas de siempre de la historia de Dios, los constructores incansables de su Reino de justicia, de amor y de paz.
En el silencio de la noche de Belén Jesús nació y fue acogido por manos solícitas. Y ahora, en esta nuestra Navidad en la que sigue resonando el alegre anuncio de su nacimiento redentor, ¿quién está listo para abrirle las puertas del corazón? Hombres y mujeres de hoy, Cristo viene a traernos la luz también a nosotros, también a nosotros viene a darnos la paz. Pero ¿quién vela en la noche de la duda y la incertidumbre con el corazón despierto y orante? ¿Quién espera la aurora del nuevo día teniendo encendida la llama de la fe? ¿Quién tiene tiempo para escuchar su palabra y dejarse envolver por su amor fascinante? Sí, su mensaje de paz es para todos; viene para ofrecerse a sí mismo a todos como esperanza segura de salvación.
Que la luz de Cristo, que viene a iluminar a todo ser humano, brille por fin y sea consuelo para cuantos viven en las tinieblas de la miseria, de la injusticia, de la guerra; para aquellos que ven negadas aún sus legítimas aspiraciones a una subsistencia más segura, a la salud, a la educación, a un trabajo estable, a una participación más plena en las responsabilidades civiles y políticas, libres de toda opresión y al resguardo de situaciones que ofenden la dignidad humana. Las víctimas de sangrientos conflictos armados, del terrorismo y de todo tipo de violencia, que causan sufrimientos inauditos a poblaciones enteras, son especialmente las categorías más vulnerables, los niños, las mujeres y los ancianos. A su vez, las tensiones étnicas, religiosas y políticas, la inestabilidad, la rivalidad, las contraposiciones, las injusticias y las discriminaciones que laceran el tejido interno de muchos países, exasperan las relaciones internacionales. Y en el mundo crece cada vez más el número de emigrantes, refugiados y deportados, también por causa de frecuentes calamidades naturales, como consecuencia a veces de preocupantes desequilibrios ambientales.
Que la luz de Cristo, que viene a iluminar a todo ser humano, brille por fin y sea consuelo para cuantos viven en las tinieblas de la miseria, de la injusticia, de la guerra; para aquellos que ven negadas aún sus legítimas aspiraciones a una subsistencia más segura, a la salud, a la educación, a un trabajo estable, a una participación más plena en las responsabilidades civiles y políticas, libres de toda opresión y al resguardo de situaciones que ofenden la dignidad humana. Las víctimas de sangrientos conflictos armados, del terrorismo y de todo tipo de violencia, que causan sufrimientos inauditos a poblaciones enteras, son especialmente las categorías más vulnerables, los niños, las mujeres y los ancianos. A su vez, las tensiones étnicas, religiosas y políticas, la inestabilidad, la rivalidad, las contraposiciones, las injusticias y las discriminaciones que laceran el tejido interno de muchos países, exasperan las relaciones internacionales. Y en el mundo crece cada vez más el número de emigrantes, refugiados y deportados, también por causa de frecuentes calamidades naturales, como consecuencia a veces de preocupantes desequilibrios ambientales.
En este día de paz, pensemos sobre todo en donde resuena el fragor de las armas: en las martirizadas tierras del Dafur, de Somalia y del norte de la República Democrática del Congo, en las fronteras de Eritrea y Etiopía, en todo el Medio Oriente, en particular en Irak, Líbano y Tierra Santa, en Afganistán, en Pakistán y en Sri Lanka, en las regiones de los Balcanes, y en tantas otras situaciones de crisis, desgraciadamente olvidadas con frecuencia. Que el Niño Jesús traiga consuelo a quien vive en la prueba e infunda a los responsables de los gobiernos sabiduría y fuerza para buscar y encontrar soluciones humanas, justas y estables. A la sed de sentido y de valores que hoy se percibe en el mundo; a la búsqueda de bienestar y paz que marca la vida de toda la humanidad; a las expectativas de los pobres, responde Cristo, verdadero Dios y verdadero Hombre, con su Natividad. Que las personas y las naciones no teman reconocerlo y acogerlo: con Él, «una espléndida luz» alumbra el horizonte de la humanidad; con Él comienza «un día sagrado» que no conoce ocaso. Que esta Navidad sea realmente para todos un día de alegría, de esperanza y de paz.
«Venid, naciones, adorad al Señor». Con María, José y los pastores, con los magos y la muchedumbre innumerable de humildes adoradores del Niño recién nacido, que han acogido el misterio de la Navidad a lo largo de los siglos, dejemos también nosotros, hermanos y hermanas de todos los continentes, que la luz de este día se difunda por todas partes, que entre en nuestros corazones, alumbre y dé calor a nuestros hogares, lleve serenidad y esperanza a nuestras ciudades, y conceda al mundo la paz. Éste es mi deseo para quienes me escucháis. Un deseo que se hace oración humilde y confiada al Niño Jesús, para que su luz disipe las tinieblas de vuestra vida y os llene del amor y de la paz. El Señor, que ha hecho resplandecer en Cristo su rostro de misericordia, os colme con su felicidad y os haga mensajeros de su bondad.
«Venid, naciones, adorad al Señor». Con María, José y los pastores, con los magos y la muchedumbre innumerable de humildes adoradores del Niño recién nacido, que han acogido el misterio de la Navidad a lo largo de los siglos, dejemos también nosotros, hermanos y hermanas de todos los continentes, que la luz de este día se difunda por todas partes, que entre en nuestros corazones, alumbre y dé calor a nuestros hogares, lleve serenidad y esperanza a nuestras ciudades, y conceda al mundo la paz. Éste es mi deseo para quienes me escucháis. Un deseo que se hace oración humilde y confiada al Niño Jesús, para que su luz disipe las tinieblas de vuestra vida y os llene del amor y de la paz. El Señor, que ha hecho resplandecer en Cristo su rostro de misericordia, os colme con su felicidad y os haga mensajeros de su bondad.
¡Feliz Navidad!
21 comentarios:
¡Saludos en tu "bló"! Aunque no sé por qué en primer lugar te interesó visitar el mío... Lo pregunto por simple curiosidad ;)
Muchas gracias por compartir este mensaje tan especial del Papa en estos tiempos en que se nos recuerda la paz y la concordia con un humilde nacimiento... Sin embargo, soy partidiaria de que ese mensaje no sólo se practique en estas fechas, sino todos los días del año, en todo momento posible. Creo que el punto importante del mensaje es que lo vivamos :)
Gracias, de nuevo, por pasar la voz ;)
Me interesó tú bló porque tratas temas interesantes y escribes con decoro, cosa poco común en las planicies de vulgaridad de la blogosfera. Encontrarse con una humanista en la red no es cosa fácil. Por otra parte, también me gusta mucho el arte.
¿Cómo llegué a tu bló? Por recomendación de un amigo común...
Estoy totalmente de acuerdo con tu comentario sobre el mensaje de Benedicto XVI. Dice Balthasar (probablemente el teólogo católico más importante del siglo XX) que la Navidad tiene que darse todos los días en la vida de una persona.
Salud, Diana cazadora.
A mi no deja de impresionarme la impronta de las homilías y mensajes que Ratzinger dió durante este año, incluyendo Spe Salvi, todas cargadas con una tremenda sensibilidad social, resaltando la apertura al diálogo ecuménico, solidaridad internacional, lucha por los derechos humanos y la justicia social en las comunidades cristianas más oprimidas (Belén, Timor Oriental, América Latina, Taiwan, China) .
Con esta segunda encíclica ya podemos empezar a presagiar el futuro programático de su pontificado, un futuro intuitivamente teologal.
¿Que podemos esperar en el futuro del teólogo y del pontífice?, muy probablemente una encíclica que hable sobre la fe. Si es así, ¡agárrense!, porque ahí si habrá catorrazos entre los bandos teológicos e intelectuales.
Yo también he visitado el blog de artemisa, interesante, pero. ¿Quién se esconde trás de ese misterioso nombre?, ¿Le conocemos?
Saludos a don ARM y siga publicando más sobre sus teólogos favoritos, lo felicito.
Visite mi bló, ya he publicado algo que le recordará el capítulo de los Simpsons donde unos latinos desarropados levantan en brazos a Jesús.
Gracias por compartirlo. En serio. Lo leí tarde, pero es lo que necesitaba, ya estaba, en serio, sucumbiendo a la otra navidad. Gracias y luego te pago la salida que te falté.
Santiago: Sí; muy bien eso de invitarme, pero tienes que estar dispuesto a que sea en el lugar donde yo diga y el vino que yo quiera, ¿no?
Es broma. Háblame cuando regreses y nos ponemos de acuerdo.
¡Feliz año, amigo-exalumno!
¡Feliz año a todos! (Creo que esta frase es el lugar común de los lugares comunes. Mas yo la digo de corazón. "Salus, honor et virtus!", sería mejor)
El Lord.
Lord,
Gracias! También es bueno encontrarse con compatriotas culturales (y en pos del arte) por la comunidad blogósfera ;)aunque mi círculo sea más reducido.
Supongo que el amigo en común será el ociósofo... me equivoco? Saludos!
Una aclaración: mi psudónimo no hace referencia directa con la Diana Cazadora "Artemis", aunque puede que de ahí provenga su construcción gramática y su asociación con la luna que tanto me conmueve. Mi pseudónimo se relaciona más con "Artemisia" (con i...), una joven pintora italiana de los años del barroco, apeillada Gentilleschi ;) No en relación a su biografía, sino a su anhelo de ser creadora, de pintar y de pintarse a sí misma como alegoría de la propia pintura.
Noo pos si.
Saludos y abrazos de fin de año.
Gusto en conocerle, en verdad.
José Manuel: este año será más teológico. Estaré publicando reseñas de varios libros de Balthasar y compañía. Creo que gasté la mitad de mi aginaldo en libros del teólogo de Lucerna. Salud!
Artemisia: gracias por la aclaración filológica de tu pseudónimo. Fe de erratas (vanidad de vanidades): en el primer comentario que te hago, digo: "tú bló"; pero tendría que decir: "tu bló". El acento diacrítico sobra.
Tenemos otra amiga común: Patricia Garza (novia de un buen amigo mío). También conozco varias féminas de tu generación.
Salud!
Amigo, Iván: qué gusto verte por estos lares. A ver cuándo volvemos a libar.
¿Será que la Navidad es como ese fenómeno celeste que es el sol a medianoche? Por lo que dice Benedicto XVI: el día que no conoce el ocaso.
Pero aún morimos, ¿qué hemos ganado?
Abrazo fuerte. Me dio gusto libar con usté, Juanma e Iván. ¡Más noches en el Somi! ¡Sí!
Sergio The Phoenix
Interesante... aunque parezca un poco paranoico el juego, descubriré quién está detrás de "vuestro" pseudónimo. Alguna vez yo participé en un misterio semejante pero a la inversa, teniendo yo la ventaja de saber que el otro ignoraba mi máscara ;)
Saludos! [y que continúe "la mascarada"...]
Nota Bene: El Iván ya me pasó unas rolitas aquellas del vocalista de Pearl Jam. Cuando nos volvamos a ver, ojalá te pueda dar un CD con ella.
Salud!
Sergio
Sergio: "aún morimos". Como diría Sabina y Juanma (su más autorizada calca): "No te me mueras nunca". O por lo menos, renace siempre.
Eddie Vedder rocks. Espero poder tener el disco lo antes posible.
Tenemos que teminar nuestra discusión del otro día. El tema me parece sobremanera interesante. Si me apasioné un pelín en la "primera parte" de nuestro diálogo, te pido una disculpa. Recuerda que soy un pobre hispano (y que estuve en una institución unilateral en muchos temas. Nota bene: se me ha ocurrido últimamente "llamarles" los "aquarii". ¿Por qué? Investiga, si quieres).
Salud!
¿Cómo vas con Gabriel Miró (el poeta levantino)?
Artemisia: Me gusta este asunto de la mascarada. Para hacerlo más interesante: tu hermano y yo nos conocemos de la facultad de Derecho de la U.P.(hombre, nos saludamos y así. Poco más. Pero él sí me ubica) Ahora bien, yo me gradué hace año y medio.
De tu generación conozco a... Eso será más adelante. Si no, poco durará la mascarada.
No te lo había dicho, pero me gustó mucho el concepto que tienes de "guerrera". Se apega muy bien al carácter de la "Doncella de Orleans".
¡Salud y buen vino!
P.S. Una pregunta: el jueves estuviste en Plaza Cuicuilco con un filósofo de la UP, "El Zoon"? Creo que te vi...a lo mejor no eras tú.
Nota bene: Sí, el jueves estuve con mi amigo Zoon, su novia y mi mejor amiga Emilia, su hermana Natalia y un teutón amigo suyo en Plaza Cuicuilco para un partido de golfito. No quiero sonar extraña pero ese día me sentía observada sin razón aparente... ¡Santa Paranoia de las Mascaradas!
La U.P. sigue siendo un huevito, por lo que no me extraña que conozcas a mi hermano si andabas por esos lares... (¿al parecer mi hermano es extrañamente popular en la U.P.?)
En cuanto a las niñas de mi generación, puede que conozcas a algunas de pedagogía si creo que ubicas mi generación correcta, porque tal vez te estés confundiendo con una generación superior. Yo no voy con Paty Garza sino una o dos generaciones abajo, creo.
Y sí, mi concepto de Lady Warrior es precisamente ése de deponer la espada y de buscar la paz en medio de la guerra ;)
Saludos!
A tu generación (del Yaocalli), según yo, pertenecen niñas como: Claudette, Emilia, Mónica, Paula Kaim, y así. A algunas de ellas las conozco bien; a otras, sólo de vista.
Probablemente, si me vieras, sería familiar para ti... Aunque no lo creo, pues yo no te conocía hasta que te vi en un anuario del Yaocalli. Por eso el otro día te pude -vagamente- reconocer. Cosa curiosa el "per accidens" de habernos encontrado en una Plaza X de la vida. Andaba ese día comiendo con un buen amigo.
Salud! o como pondrías tú: ;)
¡Que divertido!
En tres segundos dieron el salto de la teología cristiana al chisme de pasillo, con eso de las mascaradas yo creo que ni Kennedy se sintió tan hostigado por Kruschev.
Amigo, anoche soñé con Balthasar.
Salud!
Totalmente de acuerdo con el comentario que está arriba de este.
Muy bien, mi amigo-exprofesor, ya volví, te marcaré muy próximamente. Lo del anuario: muy mal, viejo.
Me pongo a tu disposición para el vino o lo que gustes, en donde gustes.
Por cierto, tengo el disco de Eddie Vedder "Into the wild", te lo paso cuando nos veamos.
Pos yo puse un vidio en mi blò del buen vedder.
Abrazo
Darth Vedder?
Jajaja, perdón si los excluyo de la conversación ;P Se arreglaría si el Lord y sus secuaces publicaran un nuevo post, ¿no lo creen? O pueden también agregar sus propios "chismes de pasillo" si lo prefieren...
Por cierto que ellas sí son de mi generación yaocallina. Y, sobre las fotos de los anuarios, como no puedo decir nada bueno, no diré nada al respecto :P
Saludos, Ociósofo!
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