Me complace anunciar, señores, que ayer pude representar a nuestro pequeño grupo, con suficiente éxito y gozo -arbitror-, en los renombrados Diálogos de Medianoche organizados hebdomadice en Pamplona (¡que sí que sí: muy guay!).
Estuvieron Sabina y Benjamín Prado: ambos geniales. Apotegmas invencibles: Me encanta cuando Jaime Gil de Biedma dijo: Ayer seducía con mi belleza. Hoy seduzco con mi inteligencia. Mañana seduciré con mi dinero. Miradas de vuelta al marichalazo, poesía y diálogo. El pasado vivo, como el recuerdo de esa vecina rubia, enamorada de aquel moreno imbécil, que jugaba al baloncesto…
Presentes estuvieron también Rafael Alberti y el maestro Ángel González, el muerto menos muerto que ha habido. Presentes las cartas de A vuelta de correo, presentes las historias tras las cartas. ¿Y qué tal esa noche en que, después de ganar un premio, Prado se comprometió a pagarles la cena en un bonito lugar frente a la Alhambra? Pues bien, apenas volver del privado (donde usó la mía, explicó Joaquín… por no gastar la suya) les vio el rostro y no pudo sino decir: ¡Qué cabrones! No sabía aún qué habían hecho, pero qué cabrones. ¡Y tanto!: la cuenta ponía 1464,55 euros, entre ellos 197 gin tonics…
Particularmente deleitoso para mí fue el momento en que empezó Joaquín con esos sonetos de amor... o lo que sea: con el moño, las pestañas, las pupilas, el peroné, la tibia, las narices…
O mejor: Este ya no camufla un hasta luego, esta manga no esconde un quinto as, este precinto no juega con fuego, este ciego no mira para atrás. Este notario avala lo que escribo, estas vísperas son del que se fue, ahórrate el acuse de recibo, esta letra no la protestaré. A este escándalo huérfano de padre no voy a consentirle que taladre un corazón falto de ajonjolí. Este pez ya no muere por tu boca, este loco se va con otra loca, este masoca no llora por tí…
¡Oh recuerdos de esas grandes noches capitalinas en Los Fondues…! Les dejo aquí otras de las preguntas a las que respondió:
- ¿Se ríe de si mismo?
Eso es condición sine qua non. Quien no sabe reírse de sí mismo no sabe reírse de nada.
- Después de su enfermedad se ha rodeado de poetas; ¿le dan peor vida que antes?
Claro, yo creía que me iban a llevar a la vida sana y son unos borrachos impresentables. Salí de las drogas y el rock and roll y me metí en la bohemia literaria, lo que pasa es que tienen muchísimo talento y no es lo mismo perder la noche en bares con babosos cocainómanos que te vomitan encima que perderla con estos tipos maravillosos que te enseñan mucho.
- ¿Está Sabina mejor que nunca?
No (risas). Estoy muy contento de estar vivo y de estar en Pamplona, pero echo de menos determinadas intensidades que tenía cuando había sexo, drogas y rock and roll.
3 comentarios:
¿Gino? ¿Eres tú?
¡Por los dioses! ¡Te agrada Sabina!
¡Yo renuncio! ¡Santa Alizée me proteja!
Bueno, si Santa Alizée nos protegiera a todos, no habría nada qué temer, ni nada a lo qué renunciar, caray.
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